26/10/16 El Tacatá: ¿Beneficia o perjudica el desarrollo del niño?
Las profesionales del Centro de Atención Temprana de la Fundación Síndrome de Down se unen a la conclusión emitida a por la Asociación Española de Pediatría sobre las consecuencias negativas derivadas del uso tacatá y la necesidad de poner en marcha una campaña informativa sobre ello.
Tras un estudio realizado por numerosos pediatras y publicado en los Anales de Pediatría (Anal. Esp. Ped. 1996;vol. 44; Nº4, pp337-340) cuyo título es «Patrones de uso, creencias populares y accidentabilidad por andador infantil», se destaca que: con el tacatá se registran un 24.4 % de accidentes infantiles al año, de los cuales un 76.2 % son caídas, un 14.3% heridas y un 4.8% hospitalizaciones. Todo esto, en niños y niñas menores de 18 meses. Es por ello, y por muchas otras razones por las que los pediatras desaconsejan su uso e indican la conveniencia de prevenir a los padres acerca de los riesgos que implica su utilización.
Así pues, y saliendo del ámbito nacional, podemos destacar que en el año 2004 en Canadá se prohibió la venta, la importación y la publicidad del tacatá tras los nefastos datos de incidencias y accidentes que anualmente se registraban en población infantil menor de 2 años por el uso de éste. La Academia Americana de Pediatría desaconseja su uso y la Asociación Nacional de Hospitales Infantiles e Instituciones afines han solicitado que se prohiba su fabricación y venta. Dicha solicitud viene precedida por un estudio realizado en 1999 en el que se habla de 8.800 ingresos hospitalarios de niños menores de 15 meses en las unidades de urgencias por caídas, traumatismos o heridas derivados del uso del tacatá (Pediatrics vol.108, Nº3 September 2001, pp790-792).
Realmente estos datos por norma general no llegan a la calle, los padres cuando colocan a su hijo o hija en un tacatá lo último que piensan es que les pueda perjudicar, de hecho, suelen explicar que lo hacen por diversas razones todas positivas, entre ellas, que aprenderá a caminar antes, que cogerá fuerza en las piernas, que se distraerá, que se lo pasa bien o que le estimulará. Y como mucho alguien comenta que puede que se le arqueen las piernas, pero suele concluir la conversación con la afirmación de que: «si no fuese bueno… no lo venderían y que se ha utilizado siempre».
Pues bien, numerosos estudios indican que el uso del tacatá no tiene absolutamente ningún tipo de beneficio, no fortalece las piernas, no favorece el aprendizaje de la marcha o los primeros pasos y no favorece en ningún momento el desarrollo psicomotor, así mismo modifica el eje vertebral y las presiones en articulaciones aún inmaduras para sostener el peso del cuerpo. Por el contrario, implica un riesgo importante para el niño, puesto que se mueve a una velocidad mucho mayor de la propia en niños de esa edad y pueden alcanzar muchas más cosas que le pueden dañar. Como ejemplos podríamos enumerar muchos, un niño con tacatá puede quemarse con una estufa, radiador, cafetera o cualquier cosa que alcance con mayor facilidad, caer por unas escaleras (principal causa de accidente con el tacatá) recibir un golpe o empujón con una puerta, tirar de un mantel y que le caigan los objetos encima, ir rápido y tropezar con cualquier mueble, ser empujado por otro niño de forma brusca y chocar con la pared, puesto que no saben frenar, pillarse los dedos con puertas, engancharse los pies con las ruedas o torcerse el tobillo con giros rápidos, tomar productos tóxicos a los que alcanza pese a su corta edad, y un largo etcétera.
Y qué decir si el tacatá se utiliza en el centro escolar… Curiosamente todos los accidentes que se registraron en el hospital fueron en presencia de sus padres o cuidadores, que no previeron el peligro y como indican “vieron el accidente sin tener tiempo suficiente para reaccionar, puesto que ocurrió en un segundo”. Independientemente de esto, es cierto que un niño debe descubrir el movimiento de su cuerpo y practicarlo a medida que éste madura y con ello, conseguir voltear, arrastrarse, colocarse a cuatro patas, gatear, desplazarse a culadas, ponerse de rodillas, ponerse de pie cogido de los muebles o de la pared, y cuando ya se sienta preparado, mantenerse de pie y dar pasos agarrándose de los muebles, hasta que finalmente madura su equilibrio, su coordinación y camina; todo esto por sí mismo, respetando su tiempo y sin forzarle, aunque por supuesto con nuestra ayuda.
Lo importante es que tengan libertad de movimiento, que se desplacen por sí mismos sin ninguna ayuda externa y que exploren su entorno. Desde los 4 o 5 meses hasta los 12-15 meses el niño vive un proceso precioso de desarrollo psicomotor, a no ser que se le coloque en tacatá. Puesto que entonces pasará tan solo de estar sentado a ser colocado de pie de forma pasiva y no realizará los cambios posturales propios de esta edad, tan importantes para el buen desarrollo neurológico en esta etapa, además, el aspecto biomecánico del niño se verá totalmente alterado y lo más importante, se limitará el desarrollo natural y psicomotor del niño, el cual, no volverá disfrutar nunca más con tanta intensidad.
Son adecuadas para esta etapa las mantas con actividades, los juguetes que se desplazan, pelotas cascabel, juguetes de acción reacción, las mesas con actividades, etc.
En conclusión, el niño debe disfrutar de todas las etapas de desarrollo a su ritmo, sin ser forzado a andar o a estar erguido todo el día andando sobre las puntas de los pies, con el ambiente adecuado a su etapa de desarrollo y con juguetes apropiados para su edad. Un niño está preparado para andar cuando se pone de pie por sí solo y desea hacer pasitos agarrándose y soltándose de entre los muebles. El tacatá no respeta la fisiología del niño, además de comportar numerosos riesgos para su seguridad y su salud, por ello es totalmente contraproducente para su crecimiento y para su desarrollo psicomotor. Prepárale el espacio y deja que se mueva mucho por si mismo, antes de comenzar a andar.